Ninguna enfermedad ilustra mejor las dificultades de la primeros años de la práctica médica moderna que la tuberculosis. Los argumentos sobre la herencia, la nutrición, el medio ambiente y el contagio se unieron en el potente marco cultural de una afección que, a principios del siglo XIX, mataba a uno de cada cinco europeos. En lugar de matar a miles de manera rápida y salvaje, la tuberculosis mató a sus víctimas lentamente, debilitando sus cuerpos y agotando sus mentes. Los antiguos nombres de la enfermedad -consunción y tisis- reflejan la forma en que parecía destruir el cuerpo desde dentro. La […]