

Investigadores de la Facultad de medicina de la Universidad de Nueva York (NYU), analizaron datos recolectados de casi 550.000 personas con una edad promedio de 62 años de todo Estados Unidos durante más de 17 años. Agruparon a las personas en base a su alimentación y las relacionaron con las estimaciones de su exposición a largo plazo a la contaminación del aire, incluidas las partículas en suspensión (PM2.5), el óxido nitroso (NO2) y el ozono (O3).
Los investigadores encontraron un hallazgo interesante cuando compararon a los hombres y mujeres que más seguían una dieta mediterránea con los que menos la seguían, mientras tenían en cuenta su exposición a la contaminación del aire: Aquellas personas que seguían una dieta mediteranea se veían más protegidas ante aumentos de la contaminación del aire que aquellas personas que no tenían una dieta mediterránea.
“Se supone que la contaminación del aire causa efectos nocivos para la salud a través del estrés oxidativo y la inflamación, y la dieta mediterránea es realmente rica en alimentos que son antiinflamatorios y antioxidantes“, explica el autor del estudio Chris Lim, doctorando de la Facultad de medicina de la Universidad de Nueva York (NYU) y que presentó los hallazgos en la reciente Conferencia Internacional de la American Thoracic Society.
Lim dice que puede haber otros patrones de alimentación que podrían conferir un beneficio similar. “Cuando observé cada componente de la dieta mediterránea, son las frutas y verduras y las grasas saludables las que mitigan los efectos de la contaminación del aire”, dice.
La investigación sobre si la dieta de una persona puede influir en el riesgo de contaminación del aire es todavía pequeña y experimental. Pero el estudio de Lim no es el primero en encontrar una relación. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) también está estudiando si la dieta podría proteger contra los efectos de la contaminación. “Los estudios iniciales, incluidos los realizados por investigadores de la EPA, sugieren que los complementos dietéticos o los medicamentos con propiedades antioxidantes o antiinflamatorias, como el aceite de pescado y el aceite de oliva, tienen el potencial de proporcionar al menos una protección parcial contra los efectos en la salud provocados por la contaminación del aire en individuos con enfermedades cardiovasculares y respiratorias preexistentes”, escribió la EPA en febrero. La agencia dice que también está explorando si los suplementos nutricionales, los productos farmacéuticos de venta libre o los alimentos integrales que contienen esos nutrientes son efectivos, y qué dosis o cantidad podría ayudar.
Todavía es demasiado pronto para saber con seguridad si la dieta de una persona puede proporcionar protección real contra la contaminación del aire, pero consumir una dieta rica en frutas y verduras siempre será un consejo nutricional sólido. Lim dice que la conclusión de sus hallazgos es simple: “Come tus verduras”. Si las investigaciones futuras confirman los hallazgos, Lim dice que los países podrían considerar el desarrollo de pautas dietéticas junto con estándares de calidad del aire para mejorar la salud de la población.
Los resultados del estudio:
El riesgo de fallecimiento por cualquier causa aumentó en un 5% por cada 10 partes por billón de aumento en la exposición promedio a largo plazo al óxido nitroso entre las personas que menos se adhirieron al patrón alimenticio, en comparación con sólo un 2% entre las personas que más siguieron la dieta. Las muertes por enfermedades cardiovasculares aumentaron 17% por cada 10 microgramos por metro cúbico de aumento en el promedio de exposición a largo plazo a partículas en suspensión entre las personas que no siguieron la dieta, en comparación con el 5% entre las personas que sí lo hicieron. Se observaron patrones similares para las muertes por ataque cardíaco. Sin embargo, seguir la dieta mediterránea no parecía proteger contra la exposición al ozono.
Noticia original: Time