El cáncer de pulmón es el tipo de cáncer que más muertes provoca anualmente, con una cifra de morbilidad de 1 millón de personas a nivel mundial. El 70% de los pacientes diagnosticados con esta enfermedad presentan complicaciones por infecciones bacterianas en el pulmón. Por este motivo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han estudiado el vínculo que existe entre las poblaciones bacterianas y la expansión tumoral, refutando la influencia de las bacterias en el crecimiento de los tumores pulmonares.
Se estima que en 2020 serán diagnosticados 228.000 casos nuevos de cáncer de pulmón. Teniendo en cuenta las cifras de morbilidad de esta enfermedad, la investigación científica adquiere un papel fundamental. Anualmente, millones de científicos y especialistas en Oncología Torácica invierten esfuerzos en desarrollar nuevos y mejores tratamientos, así como formas de detectarlo en fases tempranas.
El diagnóstico del cáncer de pulmón en la Etapa I es un eslabón clave en la supervivencia del mismo. Por ello, los investigadores tratan de desarrollar nuevos métodos para detectar en fases tempranas. Un ejemplo de esto es un estudio realizado por el Hospital General de Massachusetts, que pone de manifiesto la utilidad de la espectroscopia de resonancia magnética para identificar marcadores que proporcionan información sobre la tipología del cáncer, así como la etapa en la que se encuentra.
Estudios como el del MIT y el Hospital General de Massachusetts ponen de manifiesto la importancia de la investigación en la oncología torácica, así como la financiación destinada tanto por entidades públicas como privadas.
El equipo de investigadores del MIT, liderado por Chengcheng Jin, ha desarrollado un importante estudio en ratones que ha mostrado el método de crecimiento y expansión tumoral en el pulmón. Las bacterias juegan un papel clave en el proceso, provocando una respuesta en el sistema inmunitario que, si bien tiene como objetivo la defensa de estos microorganismos, termina por favorecer el desarrollo del cáncer.
Usualmente, tanto ratones como humanos cuentan con un número significativo de bacterias inofensivas en sus pulmones. Sin embargo, los investigadores han descubierto que el cáncer de pulmón provoca una expansión en la población bacteriana, induciendo a las células T gamma delta a proliferar y generar una respuesta inflamatoria por medio de moléculas citocinas (especialmente la IL-17 y la IL-22). Estas últimas son responsables de la aparición de otras células inmunes que motivan la inflamación, que a su vez favorece enormemente el crecimiento y expansión tumoral.
Los especialistas aún no tienen claro cómo el cáncer es capaz de provocar este aumento en el número de bacterias que se alojan en el pulmón, pero defienden la hipótesis de que los tumores bloquean las vías respiratorias, impidiendo así la eliminación de las mismas.
Sin embargo, este importante descubrimiento ha abierto la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos que impidan eficazmente el desarrollo de la enfermedad. En concreto, los especialistas afirman que un tratamiento basado en medicamentos que bloqueen las células T gamma delta podría ofrecer buenos resultados en humanos, pues impediría el proceso inflamatorio encargado de favorecer el crecimiento tumoral.
Los investigadores han probado este tratamiento en ratones con tumores pulmonares y han descubierto que estos se redujeron en un 50%. Asimismo, comprobada la similitud con los humanos (pues en otros estudios también se ha evidenciado el aumento de las células T gamma delta), el equipo de Chengcheng confía en encontrar otros métodos de bloquear a las bacterias que causan el crecimiento tumoral. De hecho, actualmente están probando algunos medicamentos en ratones para diferenciar las cepas bacterianas para matar selectivamente a las que favorecen este proceso.
Por su parte, el equipo del Hospital General de Massachusetts ha centrado sus estudios en identificar marcadores que les permitan discernir entre los diferentes tipos de cáncer de pulmón, así como la etapa en la que se encuentra. El objetivo del mismo es el de identificar la enfermedad para escoger el tratamiento más adecuado, en función de la tipología y lo avanzada que esté la enfermedad.
Para ello, analizaron muestras de sangre por medio de la espectroscopia de resonancia magnética. Estas habían sido tomadas previamente durante la cirugía, siendo este el principal elemento diferenciador de otras investigaciones similares. Como resultado, los especialistas fueron capaces de distinguir entre pacientes con adenocarcinomas de pulmón y carcinomas de células escamosas, así como si se encontraba en la etapa I o en otra más avanzada (etapa II, III o IV).
Sin embargo, el equipo no se conforma con los resultados obtenidos. Su nuevo objetivo es desarrollar un tipo de prueba, por medio de un análisis de sangre, que les permita identificar si los síntomas del paciente se relacionan con algún tipo de cáncer de pulmón.
En la actualidad, la prueba que más se utiliza para diagnosticar la enfermedad es la tomografía computarizada. No obstante, el riesgo de exposición a la radiación sumado al elevado coste de la misma impide su uso repetido. Por ello, el desarrollo de un nuevo tipo de prueba que facilite el proceso de diagnóstico permitiría identificar la enfermedad en fases tempranas en las que el tratamiento no es tan agresivo.
A pesar de esto, mientras estas pruebas sigan aún en fase de estudio, es aconsejable que la población de mediana edad, mayores y personas que tengan antecedentes de tabaquismo se realicen un examen anual por medio de la tomografía computarizada.
Referencia:
Commensal Microbiota Promote Lung Cancer Development via γδ T Cells.
Jin C, Lagoudas GK, Zhao C, Bullman S, Bhutkar A, Hu B, Ameh S, Sandel D, Liang XS, Mazzilli S, Whary MT, Meyerson M, Germain R, Blainey PC, Fox JG, Jacks T.
Cell. 2019 Feb 21;176(5):998-1013.e16. doi: 10.1016/j.cell.2018.12.040. Epub 2019 Jan 31.